Ana María Sánchez Sánchez
XIX Certamen de Poesía María del Villar
Los poemas que configuran Maradul son un punto de partida para salir del mundo y encontrarse con la esencia de lo nombrado.
En estos versos la autora se enfrenta a lo cotidiano y consigue iluminar la mirada del barro con extraordinarias imágenes que se adhieren a la autenticidad de lo vital y al misterio de lo sagrado.
Poesía rítmicamente respirada en estructuras circulares donde silencio y palabra ejercen, sin duda, el oficio de la belleza.
Nací en Salamanca en 1962. Estudié Filología Clásica en la Universidad de Salamanca. Aprendí a ser poeta gracias a la tertulia Papeles del martes. Entre los muros del Convento de San Esteban, la poesía siempre era sagrada y en mayúsculas. En 1987 me marché a trabajar como profesora de griego a la Universidad Laboral de Eibar. En 1988 recibí el premio Juan Bernier de Córdoba por mi primer libro Cavenes.
En 1992 regresé a mi ciudad para cubrir una vacante de Lengua y Literatura. A partir de ese momento mi vida literaria se fue configurando entre revistas, antologías, recitales poéticos y el deseo continuo de seguir escribiendo.
La Editorial Amarú me publicó dos cuentos Las conchas que quisieron ser estrellas y Las hadas de la Casa Lis de contenido relacionado con monumentos de Salamanca y un estilo que se acerca más a la prosa poética que al cuento. Un día me llamaron de la Asociación Cultural El Zurguén, de Morille, quería publicarme un libro. Les envié mi segundo poemario, Yeltes, nacido de la nostalgia que me ardía en las manos durante todo mi tiempo del Norte.
Maradul se ha ido gestando durante muchos años. Por sus páginas transita la vida con toda su muerte a cuestas.
Escribo desde que no sabía escribir y dibujaba letras por gusto en los cuadernos de la infancia. También escribo porque a los once años me regalaron un diario. Además escribo porque gané un concurso de poesía en el instituto cuando cursaba 3º de BUP y el premio fue un lote de libros entre los cuales se hallaban obras de Neruda, Vallejo y Lorca. Y finalmente, escribo para ser.
Vivo en Salamanca. Soy profesora de Lengua y Literatura en el IES Torres Villarroel. Procuro que mis alumnos reconozcan en la literatura una poesía y una prosa que les pertenece por derecho y por siglos. Les aseguro que después de cada libro está la libertad. También vivo en El Cabaco. Mis palabras se nutren del paisaje de sus robles.