El número 20 de la revista Luces y Sombras, que hoy presentamos, se abre con una cita de Cees Nooteboom a propósito de Borges que dice así:
“Borges afirmó en cierta ocasión que leer
es una actividad más civil, más intelectual que escribir,
y a pesar de que él escribió considerablemente,
creo que entiendo lo que quiso decir. El escritor
nunca conocerá la libertad absoluta del lector espontáneo
que sólo es lector. Este “sólo” no lo empleo
con intención peyorativa, todo lo contrario.
El lector que sólo lee para leer
es el único verdadero lector.
Los escritores leen con rapacidad,
en realidad son incapaces de leer
sin pensar en escribir.
Algunos escritores leen como espías industriales,
otros como amantes celosos. Como quiera que sea,
son lectores corrompidos, muy lejos de esa figura
luminosa platónica, el lector ideal soñado,
la prolongación viva, natural y única de cada libro:
aquel que escribirá el libro siempre de nuevo
sin preguntar nada al escritor
que ya ha entregado sus palabras.”
El escritor holandés nos dice que El lector que sólo lee para leer/ es el único verdadero lector
. A esos lectores ideales, que se dejan llevar por la magia de las palabras a mundos de ensueño, a la indignación ante la injusticia o a la callada resignación ante la muerte, a todos aquellos que son capaces de vibrar ante una historia de amor o de emocionarse con el ritmo suave o tenso de un poema, se dirige esta revista editada por la Fundación María del Villar Berruezo con la colaboración del Patronato Municipal de Cultura y de la Institución Príncipe de Viana.
De Cees Nooteboom el trabajo que más admiro es un librito de viajes que se llama El desvío a Santiago. En él, cuenta un particular periplo que le lleva a realizar el camino de Santiago, desviándose en cada encrucijada en la que encuentra algo interesante: así, en vez de recalar tan solo en las escalas típicas de la peregrinación, el autor nos lleva a Castilla La Mancha, o a las costas levantinas, o a las hermosas ciudades andaluzas, incluso a Portugal o Canarias. ¡Extraño viaje! Cees Nooteboom parece haber hecho suyos en su libro aquellos célebres versos de Konstatino Kavafis en su poema Ítaca:
“Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no te apresures en el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.”
Porque lo más importante no es alcanzar la meta, el destino, sino la suma de experiencias y conocimientos que nos depara el viaje. Y utilizando el tópico clásico de que los seres humanos somos viajeros de paso, caminantes nómadas, es como se entiende mejor que esta revista es la invitación a un viaje lleno de emociones y de conocimientos, que se inicia en Tafalla y termina en Buenos Aires, con Jorge Luis Borges, aun con todos los desvíos que libremente decidamos siguiendo el modelo de Cees Nooteboom.
El recorrido por esta revista anual de textos inéditos se inicia aquí en Tafalla, desde donde nos llegan los versos nómadas y deslumbrantes de Marina Aoiz, que habitan tanto la parte general como el monográfico sobre Los cuatro elementos.
Después, ya en el camino por Navarra, nos encontramos con los versos irónicos de Loli Albero Gil en Noáin, con la prosa nostálgica y el verso descreído de Eva Álvaro García en Tudela, con los versos de amor y desamor de María José Crespo en Caparroso, y con los reflexivos de Luis Ignacio Villafranca en Peralta.
La parada en Pamplona es obligada, para conversar con Daniel Aldaya, José Luis Allo, Isabel Blanco Ollero, Iñaki Desormais, Dionisio González Gracia, Patxi López de Tejada, Ana Martínez Mongay, Javier Olivar, Alfonso Pascal Ros y Ana Pascual Lorrio, Javier Pérez Larumbe, Manu Ramos y María Jesús Zabalza Vergara. Todos ellos son prueba de que la poesía en Navarra está viva y de que tiene diversidad de intereses y fundamentos, por lo que podemos alegrarnos, ya que muchos serán los frutos, como el divertido texto de Javier Pérez Larumbe o el de denuncia de Iñaki Desormais.
Traspasadas por nuestra parte las fronteras de la comunidad foral, podemos como Cees Nooteboom perdernos por Álava, Zaragoza, Huesca, Madrid, Córdoba, Almería, Barcelona, Palma de Mallorca, Valencia, Alicante, Murcia, Salamanca, Ciudad Real y Pontevedra, en una muestra plural de escritores actuales. Algunos hablan del camino, como el pontevedrés Anxo Pastor en este Románico. Otros hablan de amor, como el poema Omnibus noctibus del valenciano J. Ricart. Y otros, como el madrileño Gonzalo Escarpa, se preguntan por los milagros.
Entre los muchos amigos que los directores de esta revista han sabido hacer y mantener, se cuentan los marroquíes Mezouar El Idrissi, Wafaa Lamrani y Mohammed Maimouni; y alejados de sus patrias en tierra extranjera están Porfirio Mamani y Aina Torrent-Lenzen, en Francia y Alemania, respectivamente.
En este viaje hemos llegado a uno de los destinos más importantes, a Latinoamérica, no solo porque al final del camino nos espera Borges, sino porque una gran cantidad de las colaboraciones de Luces y Sombras procede de los países hermanos: las hay de México, de Cuba, de Argentina, de Venezuela, de Chile, e incluso Liliana Valenzuela nos manda sus poemas desde Texas.
Cultura mexicana de la muerte en los relatos Residente de Guadalupe Zubieta y Un tesoro para Simón de Ramón Carrasco; fracasados y conformes en el cuento El baldío de la venezolana Rubí Guerra; memoria y denuncia de las injusticias en los relatos de las argentinas Mónica Patricia Pérez y Liliana Fichter; mestizaje en el cuento Ángel nocturno del mexicano Juan Francisco Hernández Rodríguez.
Y en los poemas de los autores de más allá del mar, las hermosas metáforas de Refugio Pereida, la voluptuosidad de Elmys García Rodríguez, el culturalismo de Miladis Hernández Acosta, la dolorosa experiencia en los versos de Lina Zerón, la libertad imposible en los versos de amor de Beatriz Eugenia Andrade…
Como muestra de esta poesía dispar, llena de humanismo y belleza, sirva el poema Aclaro; tu guerra no es mi guerra de la chilena Doris Meza (pág. 78), que tiene tristemente tanta actualidad:
Me he transformado en un mero espectador silente,
en maldita necrófaga televisiva,
expuesta a los bombardeos lejanos
masticando cadáveres de niños mal nutridos
de soldados desérticos,
esperando el blanco para disparar sin piedad
hay que acabar de una maldita vez con todas las municiones
es la orden dada,
y con los enemigos, que nunca hicieron daño.
Hay que hacerles estallar las vísceras,
la fiera descansa
el olor a sangre la excita.
Esta bastarda guerra no terminará
hasta que la hiena termina de engullir su presa.
Este viaje termina en Buenos Aires, no solo porque allí nos espera pacientemente Borges, en la página 159, sino porque también de allí es Gonzalo Fernández Fichter, el ilustrador de este número de Luces y Sombras. Maestro en los talleres de la Biblioteca Popular de La Boca, sus caricaturas de la serie Los corruptos muestran personajes repulsivos con los que pretende y consigue una atinada denuncia social.
Llegamos al final del viaje, camino entre Tafalla y Buenos Aires, con todos los desvíos arbitrarios aprendidos en Cees Nooteboom y toda la sabiduría que nos legara en su obra Jorge Luis Borges.
(Extracto de la presentación que Jesús Jiménez Reinaldo hizo en Tafalla el 9 de diciembre de 2003).