Monjas, putas y locas
Este libro huele a sándalo. En su lectura, la fragancia sensual se expande a nuestro alrededor y nos hechiza. Fátima Frutos lo ha escrito “sin bridas en la sonrisa”, libre de prejuicios y embriagada de las aguas lustrales del pozo de la sabiduría. Este libro es una joya. Un diamante engastado en un oro de elevados quilates llegado de las estrellas. Este libro huele a bosque. A mujer insumisa. A cuerpos húmedos, abiertos al rocío del sexo. El perfume de este libro es místico y sagrado. Terrenal, pagano, lujurioso, elevado, culto, luminoso, lascivo, provocador, atrevido, preciso. Es un regalo para las y los amantes de la buena poesía. Y un lujo para la Fundación María del Villar Berruezo que celebra con esta edición los veinticinco años de aventura.
“Fue una postal de mi abuelo escrita en verso desde Biarritz, donde estuvo exiliado durante años, la que hizo que me interesase por la poesía desde niña. Nací en una ciudad, Donostia, donde el rumor marino cantábrico es el mejor de los vates. Descubrí a Alberti gracias a una profesora navarra de Literatura. Después llegaron Lorca, Cernuda y toda la generación del 27. Volé hasta Centroamérica siendo una treintañera, en busca de mí misma, dejando en mi tierra todo y allí encontré la pasión salvaje de la selva, los versos incandescentes de las poetas feministas, la verdad que hay en toda entrega.
A mi vuelta escribí De carne y hambre, influenciada por esa ansia de amor y vida. Más tarde me sumergí en eso que tanto me gusta, la cultura grecorromana y sus clásicos. Fue así como completé Andrómeda Encadenada, cuyo primer poema soy yo misma en versos palpitantes y dolientes. Tras recalar, a través del amor, en el romanticismo alemán, sobre todo en Hölderlin, Novalis y Schiller y, tras ellos, arribar en Brecht, me dispuse a crear Epitafio para una odalisca. Luego vinieron Haikus aus dem Fluss y En brazos de la belleza, donde ya aparece la influencia rusa y japonesa, además de la consabida alemana. Estoy orgullosa de ser una poeta con matices e influencias europeas e iberoamericanas.
Me considero una ciudadana del mundo, que defiende, sin duda, la idiosincrasia de su pueblo, que no es otro que el vasco-navarro. (…) Espero que se me recuerde como una poeta que hizo de la pasión y la autenticidad su bandera. Su única bandera. Y que se me acune el alma cuando ya no esté a base de leer mis versos”.
72 páginas, encuadernación rústica, con solapas, tamaño 138 x 210 mm.
PVP: 12 € impuestos y gastos de envío incluidos.